viernes, 9 de enero de 2015

DIETAS DE ADELGAZAMIENTO. + SENSATEZ - DIETAS MILAGRO

En la sociedad actual, la estética se asocia al éxito personal y profesional, por lo que la presión por adelgazar se extiende más allá de las personas obesas, colectivo que sí debe adelgazar porque presenta mayor riesgo de enfermedad crónica y muerte prematura. Este hecho ha propiciado la proliferación de las dietas “milagro”, que a menudo ponen en peligro la salud. El farmacéutico desempeña un papel fundamental en la orientación y seguimiento de las dietas de adelgazamiento.

Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), uno de cada cuatro españoles quiere perder peso.
La causa del sobrepeso es, en la mayoría de los casos, una alimentación hipercalórica acompañada de una escasa actividad física. El exceso de aportación energética se traduce en la acumulación de grasa (aproximadamente un 75% del peso ganado).
La instauración de un tratamiento adelgazante solo se justifica en casos diagnosticados de sobrepeso (incremento del peso corporal mayor al 10 % del estándar) u obesidad (exceso de grasa corporal acumulada en el tejido adiposo por encima de un 20% respecto al adecuado).
El tratamiento para adelgazar se basa en tres pilares: alcanzar un balance energético negativo, conseguir un peso adecuado para la persona afectada y lograr la instauración de hábitos saludables que mantengan el peso perdido a largo plazo.
Se deberá combinar dieta y ejercicio con el fin de eliminar el exceso de grasa sin reducir la masa muscular, y en todo el proceso se deberán considerar las características fisiopatológicas y psicosociales del paciente, así como modificar sus hábitos alimentarios y el estilo de vida.
La reeducación alimentaria por parte del dietista-nutricionista, la orientación por parte de los preparadores físicos sobre cómo realizar la actividad física diaria adaptada, o incluso la colaboración de un psicólogo para modificar ciertas conductas, será determinante en el propósito de perder peso.

Restricción energética

El consumo excesivo de grasa hace aumentar el tejido adiposo, que es la mayor reserva energética del organismo. Para conseguir un balance energético negativo se necesita una reducción del aporte calórico de la dieta. Esto se logra con la instauración de una dieta hipocalórica equilibrada.
El planteamiento del grado de restricción energética de la dieta debe tener en cuenta la ingesta presente del paciente, la disminución de peso que se quiere lograr y el ritmo de adelgazamiento. Este último dependerá de factores como la edad, la distribución corporal de la grasa, las enfermedades asociadas y otros condicionantes.
La pérdida de peso debe ser progresiva. En general, se debe marcar como objetivo una pérdida del 8-10% respecto al peso inicial en los primeros 6 meses. Para alcanzar ese objetivo es necesaria una restricción de 500-1.000 kcal respecto a la ingesta previa al tratamiento. Una vez alcanzado el peso deseado, la reducción de calorías deberá mantenerse de por vida para prevenir la recuperación del peso perdido. Dependiendo de la situación de base del paciente se podrá optar por una dieta normocalórica para personas con sobrepeso muy leve y con ingesta muy elevada previa al tratamiento, o por una dieta hipocalórica.

Dietas hipocalóricas

Son aquellas que permiten lograr un balance energético negativo con la misma cantidad de micronutrientes y cumpliendo los criterios de calidad nutricional exigibles a cualquier dieta.
Si tratamos a un paciente obeso se debe considerar que el proceso será crónico. Por ello, el primer punto a tener en cuenta en el establecimiento de una dieta hipocalórica es que se hará durante un largo tiempo. Además, para asegurar su mantenimiento, es necesario, aparte de cumplir los requisitos energéticos, que la dieta sea equilibrada, variada, sabrosa y adaptada a las necesidades del enfermo.
La distribución de calorías en los diferentes nutrientes de la dieta hipocalórica estándar son: proteínas (15-20%), hidratos de carbono (50-60%) y lípidos (35%).
El grado de balance energético negativo impuesto por la dieta determina, en la primera fase de tratamiento, la cantidad y la velocidad de la pérdida de peso.

Dietas “milagro”

En las últimas décadas se han desarrollado diferentes tipos de dietas populares para conseguir una pérdida de peso rápida y eficaz. Todas ellas carecen de rigor científico, son monótonas, inducen a una restricción de la energía ingerida muy importante, producen alteraciones en el metabolismo y carencias de vitaminas y minerales, y son insostenibles en el tiempo, por lo que resultan peligrosas para la salud. Un problema añadido de estas dietas es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido. Es el llamado efecto rebote o efecto yo-yo.
Las dietas populares coinciden en algunos puntos clave: están prescritas por personas ajenas al campo de la dietética y nutrición, su descripción es poco precisa, ofrecen grandes promesas de pérdida de peso con refutables fundamentos dietéticos y no están probadas científicamente. Otro aspecto asociado a este tipo de dietas es la promoción y marketing asociada con la venta de productos dietéticos como complemento.
De forma general, todas estas dietas populares, también conocidas como dietas “milagro”, se pueden incluir en los siguientes grupos:

Dietas hipocalóricas desequilibradas:

·                     Estas dietas cursan con “efecto rebote”, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular
·                     El metabolismo se adapta a la disminución drástica de energía mediante una disminución del gasto energético
·                     Se trata de regímenes monótonos y con numerosas deficiencias de nutrientes, sobre todo si se prolongan en el tiempo
·                     Algunos ejemplos: dieta de la Clínica Mayo, dieta “Toma la mitad”, dieta Gourmet y Dieta Cero

Dietas disociadas:

·                     Se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos, sino al consumirse en determinadas combinaciones, por lo que se puede comer de todo, pero no durante la misma comida
·                     No limitan la ingesta de alimentos energéticos, sino que tratan de impedir la absorción y utilización de la energía y nutrientes derivados de estos mediante la disociación de los alimentos
·                     En realidad, se trata de dietas hipocalóricas y la reducción de peso obedece a un menor consumo de energía
·                     Algunos ejemplos: dieta de Hay o Disociada, régimen de Shelton, dieta de Hollywood, dieta de Montignac y Antidieta

Dietas excluyentes:

·                     Se basan en eliminar de la dieta algún nutriente.
·                     Las que son ricas en grasas y sin hidratos de carbono (cetogénicas), como la dieta de Atkins, la de Lutz, producen graves alteraciones en el metabolismo que pueden traducirse en acidosis, cetosis y/o aumento del colesterol sanguíneo
·                     Las ricas en hidratos de carbono sin proteínas ni grasa, como la dieta del Dr. Prittikin y la del Dr. Haas
·                     Las ricas en proteínas sin hidratos de carbono ni grasa, como la dieta de Scardale, de Hollywood, de la Proteína Liquida y la famosa dieta Dukan, pueden producir una sobrecarga renal y hepática importante

Dieta Dunkan

Esta dieta merece una mención especial, ya que es una de las más populares en los últimos años. Creada por Pierre Dukan, se trata de una dieta de tipo excluyente, rica en proteínas y reducida en grasa e hidratos de carbono. que favorece la bajada de peso por la pérdida de masa muscular y de líquidos, no de grasas. Puede propiciar espectaculares disminuciones de peso a corto plazo, pero tiene como consecuencia el temido efecto rebote y algunos problemas de salud, como el aumento de la presión arterial, la sobrecarga renal, la acumulación de ácido úrico.
Es importante reseñar que no hay ningún estudio científico que avale su eficacia y que diversos organismos públicos se han posicionado en contra y están avisando de sus riesgos. Es el caso, entre otros, de la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN), el Ministerio de Sanidad español a través de la Agencia para la Seguridad Alimentaria (AESAN), la Agencia Francesa para la Seguridad Alimentaria (ANSES), la Asociación Francesa de Dietistas-Nutricionistas, y la Asociación Británica de Dietética.

Autor: Redacción Club de la Farmacia


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